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Síndrome post-vacacional jueves, septiembre 18 2008

Posted by ☼ in recursos humanos, video.
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Luego de unas vacaciones algunas personas sensibles pueden padecer un conjunto de molestias emocionales que van desde un bajón en el estado de ánimo, cansancio y desorientación hasta cuadros de ansiedad y depresión. Es lógico pensar que si se ha pasado unas vacaciones ‘desconectado’ de la rutina diaria, el volver al quehacer diario lleve su tiempo mientras se ‘calientan motores’ y se llega al ritmo de trabajo acostumbrado, es como llegar al lunes después de un fin de semana distinto, pero en mayor grado luego de 2 o 4 semanas de vacaciones; sin embargo, éste ‘reacostumbrarse’ al ritmo de trabajo, es natural y no debe confundirse con un ‘síndrome’ de ningún tipo, es un período de adaptación al ritmo de trabajo, le sucede a 1 de cada 3 españoles y normalmente en 1 a 2 semanas se equilibra la energía propia a la situación.

El problema surge si luego de un par de semanas se siguen con los síntomas o empeoran, en este caso habría que investigar el por qué de éstos síntomas, ya que muy probablemente estaban presentes antes de haber partido a las vacaciones y que pudiesen indicar encubiertamente depresión, trastornos de ansiedad o una mala relación con su actividad laboral y sus condiciones, tal vez, se descubra que se está sufriendo de una situación de ‘burnout’ (quemado laboral) y no se ha concientizado o resuelto.

Según la OIT (Organización Internacional del Trabajo) el 50% de los trabajadores de la Union Europea afirman que su trabajo seguirá siendo aburrido al volver de vacaciones, por lo que no sería de extrañar que, según el Departamento de Personalidad Evolutiva y Tratamiento Psicológico de la Universidad de Valencia, el síndrome post-vacacional (SPV) lo llegan a sufrir entre un 35% y un 40% de los trabajadores, sin embargo, más allá del período de readaptación, estas cifras lo que parece que realmente están sacando a la luz es un problema más grave, de insatisfacción, motivación, claridad de objetivos y valores profesionales y personales y adecuación con la empresa, que, sumado a las condiciones laborales, sus retos y estilo de liderazgo de las empresas, crean un cóctel que sólo puede finalizar en absentismo laboral y falta de concentración que deriva en una productividad comprometida y satisfacción disminuída y en casos muy extremos llegar al ‘karoshi’ (muerte por exceso de trabajo) como le ocurrió al ingeniero de toyota que hacía 80 horas extras al mes.

Lo cierto es que en medio de estas situaciones de ‘crisis’ como la que algunos plantean, no se entiende cómo los ministros de trabajo de la UE se complacen en anunciar su ‘satisfacción’ en aumentar la jornada laboral a 65 horas semanales, en una especie de fórmula matemática de a mayor recesión, trabaje más.

Quienes trabajamos hace años con, sobre y por las personas y su desempeño sabemos que eso sería el equivalente a hundir mucho más el acelerador en un coche sin hacer cambio de marcha, lo cual es torpemente fácil pero de resultados nefastos; más inteligente y estratégico sería analizar las causas y formas de establecer una cultura de conducir mejor, más ecológico y más seguro (siguiendo el símil del coche), en este sentido, formadores, coaches, consultores y personal de recursos humanos tenemos la oportunidad de proponer alternativas de mejora de la situación personal y profesional del trabajador.

En consecuencia, el llamado síndrome post-vacacional no es una enfermedad como tal, porque no tiene  entidad clínica en sí misma, sino que los síntomas sufridos y observados por nuestro cliente provienen de otras causas latentes no diagnosticadas y tratadas, por lo que hay que profudizar en sus causas para conseguir una solución adecuada.